12 riesgos y peligros de la inteligencia artificial

La inteligencia artificial (IA) está revolucionando la vida moderna de forma impresionante, con un impacto que abarca desde el servicio al cliente hasta la salud, las finanzas y el transporte. Sin embargo, a medida que esta tecnología amplía su alcance, también crecen las preocupaciones sobre sus posibles efectos negativos, lo que exige una discusión más profunda sobre sus riesgos y limitaciones.

La adopción de IA en empresas de todo el mundo ha aumentado considerablemente. Según una encuesta de McKinsey de 2023, el 55 % de las compañías ya utilizan IA en al menos una de sus áreas, frente al 50 % en 2022. Este crecimiento acelerado deja claro que es necesario examinar cuidadosamente las desventajas de la inteligencia artificial. Es fundamental garantizar que esta tecnología se implemente de forma ética, segura y que beneficie a todas las personas.

A continuación, le presentamos 12 peligros clave asociados con el uso de la IA, desde el sesgo hasta su impacto ambiental, que deben ser considerados por individuos, empresas y responsables de políticas públicas.

1. Sesgo y discriminación

Los sistemas de inteligencia artificial aprenden a partir de grandes volúmenes de datos, los cuales suelen incluir prejuicios históricos o una representación limitada de ciertos grupos. Estos sesgos pueden perpetuar e incluso intensificar desigualdades ya existentes.

Por ejemplo, las tecnologías de reconocimiento facial han mostrado históricamente mayores tasas de error en personas de color y mujeres, lo que ha llevado a identificaciones erróneas y consecuencias potencialmente graves en contextos de seguridad y aplicación de la ley.

El sesgo en la IA no es solo un error técnico; tiene implicaciones reales en decisiones de contratación, aprobación de créditos, diagnósticos médicos y más. Si no se abordan estos problemas, la IA puede convertirse en una herramienta que refuerza las desigualdades sociales y económicas.

2. Privacidad de los datos

La inteligencia artificial depende de enormes volúmenes de datos, que a menudo incluyen información personal sensible. Cuanta más información se recopila, mayores son los riesgos de accesos no autorizados, filtraciones y uso indebido de los datos.

Una importante red social estuvo bajo el escrutinio mundial tras descubrirse que había recopilado y vendido datos personales de sus usuarios, violando la privacidad de millones de personas. Los algoritmos de IA pueden analizar este tipo de información para generar predicciones o recomendaciones altamente personalizadas, y en algunos casos, invasivas.

Los consumidores están cada vez más conscientes del uso que se le da a su información. Según una encuesta del Pew Research Center, el 79 % de los estadounidenses se sienten preocupados por cómo las empresas manejan sus datos. A medida que los modelos de IA se vuelven más avanzados, implementar protocolos sólidos de protección de datos es fundamental para mantener la confianza del público.

3. Desplazamiento laboral

La automatización con inteligencia artificial puede reemplazar a trabajadores humanos en ciertos puestos, especialmente en tareas rutinarias y repetitivas como la captura de datos, el trabajo en líneas de ensamblaje o incluso la conducción.

Un estudio de McKinsey realizado en 2023 estimó que hasta 800 millones de personas en todo el mundo podrían tener que buscar nuevas ocupaciones para el año 2030 debido a la automatización impulsada por IA. Los robots y los programas inteligentes pueden ofrecer mayor eficiencia y consistencia que los humanos en tareas específicas.

Aunque la automatización puede aumentar la productividad, también corre el riesgo de generar desempleo o subempleo a gran escala si no se promueven esfuerzos de capacitación laboral. Es responsabilidad de las empresas y los gobiernos invertir en programas de actualización profesional y en políticas que apoyen la transición de los trabajadores hacia puestos más demandados en el futuro.

4. Vulnerabilidades en seguridad

A medida que los sistemas de inteligencia artificial se integran cada vez más en infraestructuras críticas, como las redes eléctricas, los mercados financieros o las bases de datos del sector salud, se convierten en nuevos blancos para los ciberataques. Si un algoritmo de IA es comprometido, las consecuencias pueden ser graves: desde manipulación de datos hasta sabotaje de servicios esenciales.

Un ejemplo alarmante es la tecnología deepfake, que utiliza IA para generar contenido de audio o video falso pero muy realista. Ya se ha utilizado en fraudes financieros, donde atacantes suplantan a ejecutivos de alto nivel para instruir transferencias de dinero o solicitar información confidencial.

Incluso una pequeña falla de seguridad en un sistema impulsado por IA puede tener repercusiones enormes. Por eso, es crucial contar con medidas de ciberseguridad robustas, que incluyan cifrado, auditorías periódicas y planes de respuesta ante emergencias.

5. Armamento autónomo

Organizaciones militares y de defensa en todo el mundo están investigando el uso de armamento impulsado por inteligencia artificial, desde drones con capacidad de tomar decisiones autónomas hasta soldados robotizados.

Algunos países ya han desplegado sistemas defensivos semiautónomos, lo que ha generado un fuerte debate sobre si las armas guiadas por IA pueden, o deberían, tomar decisiones letales sin intervención humana. Organizaciones como Human Rights Watch y otras ONG han pedido la prohibición total de las armas totalmente autónomas, citando riesgos éticos y morales.

Este tipo de armamento plantea serios dilemas éticos. También podría iniciar una carrera armamentista que debilite la rendición de cuentas en situaciones de guerra. Las consecuencias de que un arma impulsada por IA funcione mal o sea hackeada podrían ser catastróficas, provocando una escalada de conflictos y poniendo en peligro a civiles inocentes.

6. Falta de transparencia y explicabilidad

Muchos algoritmos de inteligencia artificial funcionan como “cajas negras”, lo que significa que ofrecen muy poca información sobre cómo llegan a sus decisiones. Esto representa un problema serio en sectores como la salud, las finanzas o la seguridad pública, donde la transparencia es clave para generar confianza y garantizar la equidad.

Por ejemplo, los modelos de evaluación crediticia suelen utilizar técnicas avanzadas de aprendizaje automático que incluso los propios desarrolladores tienen dificultades para interpretar. Como resultado, algunas personas pueden ser rechazadas para obtener un préstamo sin una razón clara, lo que limita su capacidad de apelar o corregir posibles errores.

Cuando no hay transparencia, es mucho más difícil detectar y corregir fallos. A medida que la IA participa en decisiones cada vez más importantes, las herramientas y metodologías de IA explicable (XAI) se vuelven esenciales para mantener la confianza de los usuarios y asegurar la rendición de cuentas.

7. Dependencia excesiva y fallos del sistema

A medida que la inteligencia artificial se integra más en procesos cotidianos, como los sistemas de navegación, el análisis predictivo o los diagnósticos médicos, existe el riesgo de que las personas dependan demasiado de estas herramientas, perdiendo habilidades críticas y prácticas con el tiempo. Además, si estos sistemas basados en IA fallan, las interrupciones pueden ser generalizadas.

Un ejemplo claro son los sistemas avanzados de asistencia al conductor en los automóviles. La confianza excesiva en funciones de conducción autónoma puede hacer que los conductores bajen la guardia, lo que aumenta significativamente el riesgo de accidentes cuando el sistema enfrenta una situación inesperada.

Los sistemas eventualmente fallarán o generarán errores. Si las personas no están preparadas para intervenir o no tienen la capacidad de hacerlo eficazmente, las consecuencias pueden ser graves. Por eso, las organizaciones deben equilibrar la automatización con sistemas de seguridad, capacitación y supervisión humana continua.

8. Ataques adversarios

Los ataques adversarios consisten en alterar intencionalmente los datos de entrada para engañar a los modelos de inteligencia artificial. Por ejemplo, pequeños cambios a nivel de píxeles en una imagen pueden hacer que un sistema de IA clasifique erróneamente un objeto por completo.

En 2017, un grupo de investigadores demostró cómo al colocar calcomanías o patrones sobre señales de tránsito, un auto autónomo impulsado por IA podía confundir una señal de “Alto” con una de “Límite de velocidad 45”.

Este tipo de ataques pone en riesgo la confianza en aplicaciones de IA, especialmente en áreas donde la seguridad es crítica, como vehículos autónomos, diagnósticos médicos o sistemas de videovigilancia. Estos riesgos destacan la necesidad de desarrollar arquitecturas de IA más robustas, capaces de detectar y corregir datos manipulados.

9. Retos en propiedad intelectual

A medida que los modelos de inteligencia artificial aprenden de múltiples fuentes, surgen dudas sobre la propiedad del contenido generado. Además, la IA puede copiar o reutilizar material protegido por derechos de autor sin intención, al momento de crear contenido nuevo.

Las herramientas de IA generativa, como las que crean imágenes o textos, pueden usar millones de obras con derechos de autor como inspiración sin dar crédito alguno. Esto ha generado preocupación entre artistas y escritores, quienes temen por el plagio o por una compensación injusta.

Las leyes de propiedad intelectual aún no están completamente adaptadas a las capacidades únicas de la IA. Estas brechas legales y éticas no solo podrían limitar la creatividad, sino también desencadenar demandas complejas que dificulten la innovación y el desarrollo responsable en este campo.

10. Impacto ambiental

Entrenar modelos de inteligencia artificial de gran escala requiere enormes cantidades de poder de cómputo, lo que se traduce en un aumento del consumo de energía y de la huella de carbono.

A medida que la IA se vuelve más común en distintos sectores, su impacto ambiental podría crecer considerablemente, a menos que los desarrolladores prioricen la eficiencia energética. El uso de centros de datos ecológicos, la optimización de algoritmos y el aprovechamiento de fuentes de energía renovable son acciones clave para reducir este efecto negativo.

11. Brechas regulatorias y de gobernanza

Los gobiernos y organismos internacionales no han logrado seguirle el ritmo al gran avance de la inteligencia artificial, lo que ha dado lugar a regulaciones inconsistentes o insuficientes. Esta falta de uniformidad puede permitir que se apliquen tecnologías de IA de forma poco ética o riesgosa, sin una supervisión adecuada.

Por ejemplo, en algunas regiones se han prohibido o limitado las tecnologías de reconocimiento facial, mientras que en otras se expanden sin control. La Unión Europea, a través de la Ley de IA (AI Act), busca establecer reglas más estrictas, aunque su implementación y adopción global aún están por verse.

Sin una gobernanza coordinada, las empresas pueden operar en zonas grises legales, afectando tanto a consumidores como a competidores. Un marco normativo global ayudaría a armonizar estándares, asegurando que la innovación tecnológica no ponga en riesgo la seguridad pública ni la confianza social.

12. Dilemas éticos y morales

La inteligencia artificial plantea cuestiones complejas sobre la toma de decisiones, la responsabilidad y el valor del juicio humano. ¿Deberíamos permitir que los algoritmos tomen decisiones de vida o muerte en contextos como la salud o el ámbito militar?

Durante la pandemia de COVID-19, algunos hospitales recurrieron a sistemas de IA para clasificar pacientes y asignar ventiladores de manera prioritaria. Aunque estos algoritmos buscaban maximizar la eficiencia, muchos críticos señalaron que los datos no pueden reflejar matices morales y humanos, como el apoyo familiar o la calidad de vida futura.

Las consideraciones éticas están en el centro del uso responsable de la IA. En situaciones donde la empatía, la sensibilidad cultural y la inteligencia emocional son fundamentales, depender únicamente de decisiones algorítmicas puede generar resultados deshumanizantes. El equilibrio entre eficiencia y humanidad es fundamental.

Posibles soluciones

Reconocer estos 12 riesgos de la inteligencia artificial es apenas el primer paso. A continuación le compartimos algunas estrategias clave para mitigar los riesgos potenciales de la IA:

  1. Mejorar la calidad de los datos
    • Invertir en conjuntos de datos diversos y representativos.
    • Incluir a científicos sociales, especialistas en ética y expertos del sector en la recolección y validación de datos.
  2. Adoptar la IA explicable (XAI)
    • Incorporar modelos que sean claros e interpretables siempre que sea posible.
    • Proporcionar documentación transparente que ayude a los usuarios a entender los resultados generados por IA.
  3. Fortalecer las medidas de seguridad
    • Usar cifrado avanzado, auditorías regulares y sistemas de detección de amenazas.
    • Desarrollar planes de contingencia para infraestructuras críticas impulsadas por IA.
  4. Desarrollar marcos éticos
    • Fomentar la colaboración interdisciplinaria para crear lineamientos prácticos.
    • Implementar revisiones éticas periódicas y auditorías independientes en proyectos de IA.
  5. Impulsar la colaboración global
    • Unirse o crear alianzas internacionales para armonizar estándares y regulaciones en IA.
    • Compartir mejores prácticas, resultados de investigación y aprendizajes para construir un ecosistema de IA más seguro.
  6. Enfatizar la educación y la actualización profesional
    • Promover programas de desarrollo laboral enfocados en habilidades relacionadas con la IA.
    • Ofrecer recursos para que los empleados se adapten a los cambios laborales derivados de la automatización.

Cómo pueden ayudar los agentes de IA de Jotform

Si bien la inteligencia artificial presenta ciertos retos, también ofrece capacidades transformadoras, especialmente cuando se implementa de forma responsable. En Jotform, contamos con herramientas potenciadas por IA que permiten optimizar la recolección de datos y mejorar la experiencia del usuario, sin comprometer la privacidad ni la transparencia.

Una de nuestras soluciones más destacadas son los Agentes de IA de Jotform, que le permiten:

  1. Comenzar con experiencias conversacionales
    • No necesita programar nada. Puede iniciar desde cero, usar una plantilla o clonar un formulario ya existente.
  2. Entrenar a la IA con documentos o enlaces web
    • Solo proporcione sus fuentes de información para que las respuestas del agente sean precisas y relevantes.
  3. Personalizar con el generador de agentes (Agent Builder)
    • Defina cómo interactúa su agente con los usuarios, asegurando una experiencia amigable, funcional y alineada con su marca.

Al aprovechar las herramientas intuitivas de Jotform, puede recopilar, gestionar y analizar información de forma segura y eficiente, manteniendo siempre la transparencia y fomentando la confianza del usuario. Este enfoque va de la mano con el uso responsable de la inteligencia artificial, y demuestra que la tecnología puede ser innovadora y ética cuando está respaldada por un diseño consciente y una supervisión clara.

La importancia de reducir los daños causados por la IA

Los 12 riesgos y peligros de la inteligencia artificial que exploramos anteriormente nos recuerdan que, a pesar de su enorme potencial, la IA no está exenta de desafíos. Desde el sesgo y la discriminación hasta el impacto ambiental, estos problemas destacan la necesidad de una investigación sólida, políticas equilibradas y una colaboración global constante. Finalmente, la IA puede convertirse en una fuerza transformadora si nos enfocamos en su desarrollo e implementación de manera responsable.

Las organizaciones pueden desempeñar un papel en la reducción de los posibles daños de la IA. Mejorar la calidad de los datos, fomentar la transparencia y seguir lineamientos éticos son pasos fundamentales. En lugar de ver la inteligencia artificial como una fuerza imparable, debemos moldearla como una herramienta que amplifique las capacidades humanas, mejore la calidad de vida y promueva un crecimiento más equitativo en todos los sectores.

Una gobernanza efectiva de la IA, junto con la innovación continua, garantizará que esta tecnología se mantenga como una fuerza positiva, capaz de resolver problemas complejos sin comprometer los valores fundamentales de la humanidad.

Foto de Pavel Danilyuk

AUTOR
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